Día de Acción de Gracias: tradición estadounidense que también tiene reconocimiento oficial en RD
Este jueves se conmemora en Estados Unidos el tradicional Día de Acción de Gracias, una de las festividades familiares más importantes para los norteamericanos. La fecha reúne a millones de personas alrededor de una mesa para agradecer por lo vivido durante el año y compartir platos típicos como el pavo, puré, salsa de arándanos y postres de temporada.
El origen del Día de Acción de Gracias se remonta a 1621, cuando un grupo de colonos ingleses, recién establecidos en Plymouth, compartió una comida con los pueblos nativos que les habían ayudado a sobrevivir un invierno devastador. Aquella jornada de cooperación y alivio mutuo, marcada por la gratitud tras un periodo de hambre y pérdidas, sembró la semilla de una tradición que con el tiempo se transformaría en una celebración anual profundamente arraigada en la cultura estadounidense.
Aunque la festividad nació en Estados Unidos y forma parte esencial de su identidad social, su influencia ha trascendido fronteras. En varios países del continente americano, incluido República Dominicana, el día es reconocido como una ocasión para agradecer, reflexionar y fortalecer los vínculos comunitarios, aun sin replicar exactamente las costumbres norteamericanas.
En Estados Unidos, el Día de Acción de Gracias fue formalizado como feriado nacional en el siglo XIX, y desde entonces se ha convertido en uno de los eventos más significativos del año. La tradición combina elementos históricos, religiosos y familiares, y es conocida por reunir a millones de personas en una misma mesa, donde el pavo sigue siendo el plato central.
En República Dominicana, esta celebración también tiene un marco institucional. El cuarto jueves de noviembre está declarado como Día Nacional de Acción de Gracias y Oraciones, gracias a la Ley 6038, promulgada el 18 de septiembre de 1962.
En ese momento, el país atravesaba un proceso de transición política tras el fin de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. El gobierno estaba encabezado por el Consejo de Estado, presidido por Rafael F. Bonnelly, quien lideró un periodo orientado a restaurar las libertades públicas y reorganizar la vida institucional del país. Fue bajo su administración que se promulgó esta ley, con el propósito de reconocer formalmente un día destinado a la reflexión espiritual y al agradecimiento.
La normativa asignó a los entonces Secretarios de Estado de Interior y Policía, así como a los de Educación, Bellas Artes y Cultos, la responsabilidad de implementar las disposiciones correspondientes y promover actividades acordes con el espíritu de la fecha. La ley también reflejó la fuerte influencia de la tradición católica en la vida dominicana, conectando esta jornada con prácticas de oración y acción de gracias presentes en otras naciones de la región, como Argentina, Brasil, Cuba y, por supuesto, Estados Unidos.
Hoy en día, aunque la celebración no tiene el mismo peso cultural que en territorio estadounidense, en República Dominicana un número creciente de familias y comunidades aprovecha la fecha para reunirse, compartir alimentos y agradecer por las bendiciones recibidas, integrando la tradición a su propia identidad cultural.